¿Qué es la Psicoterapia individual?
La psicoterapia es un proceso dedicado al tratamiento de problemas psicológicos que se basa en la relación, comunicación e interacción entre el consultante y el terapeuta (psicólogo o psiquiatra). La relación terapéutica es una relación profesional entre terapeuta y paciente, que se basa en una metodología: teoría y técnicas, y principios terapéuticos establecidos.
Dentro de esta relación se respeta un marco que incluye un lugar físico donde se realizan los encuentros y un espacio temporal, día y hora, estos elementos dan una estructura y estabilidad a la psicoterapia.
El proceso de psicoterapia individual está indicado en el caso de una persona que sufre y que no encuentra un modo de solucionar o gestionar los conflictos. Cuando la persona se da cuenta de que no puede resolver la situación que le toca enfrentar por sí misma y cree que haciendo algunos cambios internos podrá modificar esas situaciones. O cuando se padecen una serie de síntomas que generan sufrimiento, inestabilidad o malestar, y dificultan o limitan la vida de la persona.
El objetivo terapéutico y el centro de atención es el individuo en su totalidad, se trabaja con los temas que trae el/la paciente y se utilizan las técnicas o metodologías necesarias en cada caso que puedan ayudar a la persona a esclarecer y resolver sus conflictos.
¿En qué puede ayudarte?
Puede ayudarte a desarrollar un mayor conocimiento de ti mismo/a, a entender y reprocesar tus emociones, pensamientos y conductas para que puedas realizar cambios positivos en las distintas áreas de tu vida. Que puedas aumentar la confianza en ti mismo/a, la autoestima y que tengas una mayor autonomía a la hora de decidir. Que puedas gestionar emociones como la tristeza, la ira y el miedo, y en definitiva que puedas conseguir un mayor desarrollo y fortalecimiento psíquico.
¿Qué tipos de problemas se pueden trabajar?
La terapia individual se utiliza para trabajar problemas como tristeza prolongada, apatía, falta de ilusión, ansiedad, miedo, fobias, estrés, inseguridad personal y en la toma de decisiones, codependencia, carencia de autocontrol de emociones disfuncionales, dificultades derivadas de crisis vitales, dificultades en las relaciones con otras personas, problemas de adaptación o comportamiento, situaciones de violencia, problemas sexuales, obsesiones, problemas con el sueño, la alimentación, las adicciones, situaciones de duelo y pérdidas afectivas, etc.