Enamoramiento: ¿alquimia, magia o química?

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Enamoramiento: ¿alquimia, magia o química?

Igual que en la buena cocina se mezclan la química, la experiencia, y el amor, en las relaciones amorosas hay un conjunto de ingredientes que se combinan generando aquello que llamamos enamoramiento… aquel plato exquisito que inunda nuestros sentidos, que se asemeja a una droga, que nos impregna de placer.

Si bien no podemos reducir a una receta lo que nos pasa cuando nos enamoramos, podemos intentar entender cuáles son los ingredientes que se mezclan dando como resultado ese elixir embriagador que nos hace sentirnos felices, con mucha energía, obsesionados por esa persona especial y con un fuerte deseo sexual y de conexión emocional hacia él o ella.

Ese fue el encargo que le hizo la empresa Match.com, propietaria de Meetic y de Tinder (famosas webs y aplicaciones de citas), a Helen Fisher, investigadora del MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts) bióloga y antropóloga, para que investigara por qué nos enamoramos de unas personas y no de otras.

Con la ayuda de las neurociencias, Fisher y su equipo realizaron mediciones de las sustancias que operan en nuestro cerebro frente a estímulos románticos. Se realizó el estudio a una amplia muestra de personas, mediante escáneres cerebrales de resonancia magnética que otorgaron precisión y un nuevo conocimiento acerca de la influencia de la química en el modo de ser y de sentir de las personas.

Sobre la base a los resultados obtenidos en esta investigación, Fisher y su equipo idearon un test científico para clasificar los distintos perfiles de personalidad, llamados perfiles sinápticos, y cuáles son los perfiles que se  atraen entre sí de manera romántica. Dicho test se realizó en más de cuarenta culturas heterogéneas, en diferentes etnias, edades, niveles socioeconómicos y estratos sociales.

Los perfiles sinápticos se diferencian por las sustancias, ya sean neurotransmisores u hormonas, que interactúan en nuestro cerebro o fisiología, y que afectan a nuestra personalidad. Del mismo modo, esta configuración química influye en la atracción que sentimos hacia ciertas personas y no otras, dependiendo del perfil sináptico al que correspondan.

Fisher descubrió que hay cuatro sistemas en el cerebro relacionados con un conjunto de rasgos de personalidad, estos son los sistemas de la dopamina, la serotonina, la testosterona y los estrógenos.

De acuerdo al sistema cerebral preponderante Fisher dio un nombre a cada perfil sináptico.

Explorador: tienen el sistema de dopamina alto y son personas enérgicas, que se sienten atraídas por lo nuevo, les gusta correr riesgos, son curiosas, creativas, espontáneas y son mentalmente flexibles. Los exploradores se sienten atraídos por exploradores y pueden formar parejas estables.

Constructor: son personas con serotonina alta, también se sienten atraídas por personas con el mismo perfil sináptico, es decir por constructores. Son tradicionales, siguen las normas, respetan la autoridad, son convencionales, planifican horarios y rutinas, y suelen ser religiosos.

Director: estas personas, ya sean hombres o mujeres, tienen la testosterona alta, se caracterizan por ser analíticos, lógicos, directos, decisivos, tenaces y escépticos. Se relacionan y sienten atracción por personas con estrógenos altos, es decir por los negociadores.

Negociador: hay una mayoría de mujeres con este sistema, son personas que buscan la conexión emocional en las relaciones,  se les da bien leer la postura, los gestos, el tono de voz, saben escuchar, piensan en contexto, a largo plazo, tienen imaginación, son cariñosas, confían más y expresan más sus emociones.

Las combinaciones entre estos cuatro sistemas neuronales predominantes dan por resultado 12 perfiles sinápticos, entre algunos de ellos se produce una alta afinidad y entre otros una clara incompatibilidad.

Estos factores relacionados con nuestra biología, y que ocurren en nuestro cerebro cuando nos enamoramos es lo que Fisher denominó la Bío. La buena noticia es que alrededor del 25 % de la población mundial pertenece a uno de estos cuatro perfiles principales, y que están distribuidos por todo el planeta, así tenemos más posibilidades de encontrar una pareja afín.

Aunque la Bío sea muy importante en el momento de enamorarse, hay otros tres ingredientes que son imprescindibles a la hora de elegir una persona para establecer una relación duradera.

El mapa: son indicadores relacionados a nuestra experiencia, como el nivel socioeconómico, el sociocultural, los valores y creencias, la idea sobre la familia y la vida. Éstos se van construyendo a lo largo de nuestra vida y están en consonancia con nuestro entorno.

El códec: se refiere al grado de desarrollo conseguido de nuestro potencial como personas, puede resumirse como el grado de realización personal alcanzado,  lo que conlleva un nivel de satisfacción. Haber alcanzado el mismo nivel de desarrollo personal que la otra persona, es un punto a favor a la hora de establecer una relación amorosa, que nos permitirá crecer como pareja.

El match: en las aplicaciones cuando se produce la coincidencia entre dos personas se dice que se ha logrado el match, cuando dos que se atraen se encuentran. Aquí se trata de las estrategias que se usan para acercarse e iniciar contactos con la persona que nos interesa y que se produzca un primer encuentro.

Así vemos que, si bien la química es dominante en el momento del enamoramiento, será la alquimia entre los cuatro ingredientes la que genere la magia de un amor profundo y duradero.

 

Laura López Galarza

Psicóloga Colegiada 17148

 

Bibliografía

Fisher, H. “Por qué amamos: naturaleza y química del amor romántico”. Santitlana Ediciones Generales, S.L. Madrid, 2004.

Iglesias, M. Urdinguio, N. “La fórmula del amor”. Plataforma Editorial, Barcelona, 2017.

 

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