Al triángulo dramático también se lo llamó de la supervivencia porque durante la infancia los niños necesitan sobrevivir emocionalmente, cuando no reciben el afecto que necesitan aprenden a jugar estos roles para conseguir atención, ya sea en forma de caricias positivas o negativas.
La víctima del triángulo dramático se refiere a una persona adulta, que juega un rol pero que no se sitúa en un Estado Adulto, sino que espera que alguien la ayude o la rescate en lugar de hacerlo por sí misma; como si se encontrara en un Estado Infantil, sin medios ni recursos para afrontar la situación.
Entonces es preciso diferenciar el Rol de Víctima del triángulo de Karpman, de una víctima auténtica, alguien en situación de indefensión, como puede ser un/a niño/a que sufre malos tratos o negligencia; una persona en condiciones de catástrofe natural, o de guerra; o una víctima de robo o terrorismo, que están realmente desvalidos y/o en situación de vulnerabilidad.
En el juego psicológico del triángulo dramático, la víctima es la que domina el juego.
Cabe recordar que en última instancia estos tres roles (Perseguidor, Víctima i Salvador) se juegan como modos inconscientes de conseguir amor, pero siempre son intentos fallidos.
Las características de la persona en el Rol de Víctima son: que se siente débil, sumisa e indefensa, sin control frente a las circunstancias; busca ayuda en otras personas, es dependiente; se equivoca y comete errores para que la persigan o salven; necesita que la humillen o que la cuiden; sobrevalora sus necesidades; no asume responsabilidades; menosprecia sus propias capacidades, poder y recursos; al mismo tiempo que sobrevalora las capacidades y el poder de los otros, de este modo se coloca por debajo de los otros. Manipula con la culpa; menosprecia las necesidades de las otras personas; mediante sus problemas buscará, o un perseguidor mostrando su miedo, o un salvador mostrando su tristeza.
La víctima tiene baja autoestima, se siente inferior respecto a los otros, siente culpa y en muchas ocasiones también se siente triste por no poder salir adelante sola.
Pero también siente resentimiento contra la vida por las ‘cosas’ que le pasan, como si ella no tuviera nada que ver en los sucesos de su vida, no se hace responsable de las consecuencias de sus decisiones.
Asimismo, se siente resentida con los Salvadores que la incapacitan con su ayuda, que no le permiten desarrollar su potencial y poner en práctica sus propios recursos.
La creencia limitante de la víctima es: ‘Los otros son mejores que yo porque tienen la solución que yo no tengo’.
Tal vez por su inseguridad, la víctima se equivoca, no hace bien las cosas, verbaliza quejas sobre su indefensión, se comporta de modo autodestructivo con lo cual provoca que la humillen. Se sitúa en la posición de ‘pobre de mí’. El comportamiento de la víctima muchas veces genera rabia en quienes la rodean.
En el mundo de los dibujos animados o las películas de animación encontramos numerosos ejemplos en los que aparecen personajes en el rol de víctima, muchas de ellas son mujeres, perseguidas por brujas, madrastras u otros personajes, y como ellas se ven débiles y desvalidas, surge un salvador dispuesto a sacar a la víctima del aprieto. Olivia, la novia de Popeye se mete en conflictos una y otra vez, muchas veces es la víctima de Brutus, y entonces aparece Popeye dispuesto a salvarla, cerrando así el triángulo dramático.
También en el cine, en series y en la literatura se puede encontrar el triángulo dramático representado por variados personajes reales o de ficción.
En la serie “Los Soprano”, Livia Soprano, la madre del mafioso Toni Soprano, juega el rol de víctima, como ella se percibe sola e indefensa, manipula a su hijo Toni (devenido en Salvador) para que se sienta culpable de su desgraciada vida, con esto consigue la atención de su hijo, como un modo equivocado de recibir amor.
En las palabras de Livia hay resentimiento hacia la vida, ella dice que “el mundo es la jungla” y “la gente te decepcionará”. Se siente triste porque perdió a su marido y ahora vive sola, pero cuando está con su familia en casa de su hijo Toni, Livia dice “una sabe cuándo no es bienvenida”, aunque nadie le haya dado razones para que se sienta de ese modo, pero con ese tipo de comentarios o quejas ella se victimiza.
Anclada cada vez más en este papel de víctima, Livia va perdiendo facultades, comete errores y se siente inútil, lo que le genera tristeza y desánimo, pero culpa a la vida y a los otros de su malestar, no asume su parte de responsabilidad.
Livia está muy centrada en sí misma, sobrevalora sus necesidades y menosprecia las de los demás, como por ejemplo las de su hijo Toni que lleva adelante “el negocio de la familia”. También da más valor a las capacidades de los otros, de su hijo, de su marido fallecido y de su cuñado Junior por ejemplo.
Como era de esperar, el triángulo gira, Livia culpa de su malestar a su Salvador Toni, busca otro Salvador en su cuñado Junior, conspira contra su hijo convirtiéndose en Perseguidora y a su hijo en Víctima, con lo cual se ve un perfecto triángulo dramático donde nadie es feliz.
El Rol de vulnerable/responsable es la alternativa al Rol de Víctima:
La persona que se desenvuelve desde un Estado Adulto se convierte en protagonista de su vida, toma decisiones, se hace responsable de sus errores y busca soluciones a sus problemas. Al mismo tiempo es posible que demande ayuda externa en determinadas situaciones, de amigos, familia o profesionales, asumiendo su propia vulnerabilidad, pero siempre buscando soluciones a sus necesidades.
Laura López Galarza
Psicóloga Colegiada 17148
Bibliografía
Berne, E. “Juegos en que participamos, la psicología de las relaciones. RBA libros, 2007.
Camino V, LL. El triángulo dramático de S. Karpman, aplicaciones prácticas. Barcelona, 1998.
Steiner, C. “La educación emocional, una propuesta para orientar las emociones personales”. Javier Bergara Editor, Buenos Aires, 1998.