El autorrespeto, una dimensión de la autoestima

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El autorrespeto, una dimensión de la autoestima

©Ivelin Radkov - stock.adobe.com

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La definición de respeto hace alusión a tener consideración hacia algo que es digno y debe ser tolerado, y a no causarle ofensa o perjuicio.

Auto- es un prefijo que significa por sí mismo o por uno mismo.

Entonces, tenemos que el autorrespeto es la consideración por nosotros mismos, en cuanto seres dignos y valiosos que somos, y queda expresamente claro que, si nos respetamos, no debemos causarnos ofensa o perjuicio.

La aceptación y la tolerancia de uno mismo, más allá de los defectos y virtudes que se tengan, es autorrespeto.

Habitualmente, veo en la consulta a personas que no se sienten bien consigo mismas, que se enfadan, maltratan y agreden a sí mismas, y cuando les pregunto si tendrían esos sentimientos o conductas con otras personas, siempre responden que no. Entonces, cabe preguntarse ¿por qué, en ocasiones, es tan fácil respetar a otros, pero cuesta tanto respetarse a sí mismo?

Pareciera que lo que uno hace en la intimidad de su ser fuera menos importante que lo que hace con o a los otros, como si estuviera permitido no respetarse porque “total, nadie lo ve”. Sin embargo uno sabe cómo se trata y si uno no se autorrespeta, se está dañando a sí mismo.

Para llegar a tener un trato de consideración con nosotros mismos, es imprescindible conocernos, tener consciencia de qué nos gusta y qué no, saber cómo sentimos, cuáles son nuestros valores y convicciones y cuáles son nuestras necesidades.

Conocer nuestros límites, es fundamental para tomar decisiones certeras, para no excedernos y, al mismo tiempo, no permitir que otros se excedan con nosotros.

Adherir a ciertos valores, nos lleva a tener convicciones claras y, cuando eso pasa, sabemos qué podemos tolerar y qué no; si respetamos el límite de lo que no toleramos, nos estamos autorrespetando. De lo contrario, estamos faltando a nuestro respeto. Cuando llevamos a cabo conductas que no son coherentes con nuestras convicciones, no actuamos de acuerdo a nuestros valores o cuando permitimos a otros que nos menosprecien, desvaloricen o desacrediten, no nos estamos respetando.

En su libro Los seis pilares de la autoestima, Nathaniel Branden dedica un capítulo a la integridad personal, cuya práctica  refuerza el sentimiento de valía hacia uno mismo. Por el contrario, la falta de congruencia entre lo que pensamos y lo que hacemos, resulta en una traición hacia nosotros mismos, y en los casos más graves, en una agresión para con nosotros mismos.

«La integridad consiste en la integración de ideales, convicciones, normas, creencias, por una parte, y la conducta, por otra. Cuando nuestra conducta es congruente con nuestros valores declarados, cuando concuerdan los ideales y la práctica, tenemos integridad» (Branden, 2017).

Por eso, decimos que el autoconocimiento es un factor imprescindible, saber qué queremos, cuáles son nuestros ideales, nuestros valores y nuestros límites. Más allá de lo que hayamos aprendido en nuestra familia o, a través de la religión o en la cultura en la que nos hayamos desarrollado, necesitamos ser conscientes de lo que nos dicta nuestra propia naturaleza.

Si nos dejamos llevar por los deseos de otros, y no por los nuestros propios, es posible que entremos en conflicto, y una de las señales de ello es el malestar, que puede ser tanto físico como psicológico.

Recuerdo una paciente que tenía convicciones claras acerca de lo que está bien o mal, pero los valores de pareja no estaban en consonancia con los de ella. Él trabajaba en una empresa de alquiler de vehículos en la que no se permitía a los empleados utilizar los coches para uso personal. Sin embargo, cuando le tocaba cerrar las instalaciones el día sábado, solía llevarse un coche para utilizarlo el domingo, que era su día de fiesta. Normalmente, salía a pasear con mi paciente, quien no estaba de acuerdo con esta conducta, pero la aceptaba para que él no se enfadara. Esto generaba en ella un intenso malestar psicológico, sentía que estaba haciendo algo malo, no disfrutaba de los paseos y, en ocasiones, había llegado a sentir ansiedad.

Aquí, se ve con claridad cómo la falta de congruencia entre sus valores y su conducta resultaban en un malestar que incluso dañaban su autoestima. Ella sentía que era mala cada vez que salían a pasear en un coche de la empresa, pero además estaba enfadada consigo misma porque sentía que se traicionaba a sí misma al aceptar algo que no estaba de acuerdo con sus creencias.

La consciencia de los propios deseos, necesidades y principios son esenciales para subir al siguiente escalón: el hacer, la conducta. Si todos esos elementos están en consonancia estamos siendo congruentes.

 «El vivir de manera consciente es a la vez causa y efecto de la eficacia de uno mismo y del respeto de sí mismo» (Branden, 2017) 

Branden nos propone realizar el siguiente ejercicio para trabajar la integridad.  Completa la siguiente frase: «Si yo aporto un 5 % más de integridad a mi vida…»

Si, al hacer este ejercicio, eres sincero contigo mismo, verás cómo aparecen cuestiones que habitualmente niegas y/o rechazas. Al aceptarlas, estás dando un paso adelante, te responsabilizas y puedes ser más congruente con tus valores y, por ende, respetarte más y mejor.

Laura López Galarza

Psicóloga Colegiada 17148

Bibliografía

Branden, Nathaniel (2017). Los seis pilares de la autoestima. Paidós, Barcelona.

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