Puede sorprendernos descubrir la cantidad de veces que nos hemos visto jugando juegos de poder, ya sea porque seguimos el juego de otros o porque nosotros mismos los planteamos, y en muchas ocasiones sin ser conscientes de ello. Entender qué son estos juegos pone un poco de luz al modo en que nos relacionamos, y a partir de entonces podemos decidir de manera consciente si queremos seguir o dejar de jugar.
Para empezar es importante saber que las personas que juegan juegos de poder lo hacen porque anteriormente alguien los sometió a estos juegos, y fue cuando aprendieron a jugar. Si en la infancia nuestros padres jugaban juegos de poder entre ellos y/o con los hijos, es lógico que el niño o la niña aprenda a jugar sin ser consciente de ello, y que continúe con ese modo de interacción en su vida adulta.
Steiner dice que “difícilmente notamos cómo trabaja la dominación, ya que estamos inmersos en ella desde el nacimiento”.
En este artículo veremos cómo los juegos de poder, que son transacciones entre las personas, se utilizan en diferentes niveles: en las relaciones personales, laborales, en la política, en la publicidad, etc.
Pero… ¿qué es un juego de poder?
Claude Steiner dice que cuando queremos algo de otra persona y pensamos que no lo conseguiremos si lo pedimos de manera directa, o que la otra persona se resistirá, entonces jugamos un juego de poder para obtener aquello que queremos a través de otros medios y sin resistencia.
“Los juegos de poder están dedicados a deshabilitar a otra gente forzando nuestros deseos sobre ellos (Steiner)”.
Los juegos de poder pueden ser activos o pasivos. Los primeros hacen referencia a aquello que hacemos cuando esperamos resistencia de la otra persona. Los juegos de poder pasivos se utilizan para resistir los deseos de otros.
Steiner divide los juegos de poder en cuatro cuadrantes clasificándolos en Físicos o Psicológicos y Burdos o Sutiles.
Psicológicos: están dirigidos a superar la resistencia sin utilizar medios físicos. Esto se consigue persuadiendo, seduciendo, haciendo sentir culpable al otro, amenazando, etc.
Veamos un ejemplo sencillo: un niño le pide a otro durante el recreo que le dé su desayuno, el otro se niega a hacerlo y entonces el niño lo amenaza con que le dará una paliza al salir de la escuela ya que sabe que nadie va a buscarlo, entonces el niño ante el miedo cede y le entrega el desayuno. En este caso el niño consigue vencer la resistencia del otro utilizando un juego de poder psicológico. Si el niño se hubiera negado a entregar el desayuno seguramente la situación hubiera escalado hacia un juego de poder físico y burdo, es decir que el niño podría haber recibido intimidaciones físicas como empujones, golpes, etc.
La tendencia de los juegos de poder es a escalar de lo sutil a lo burdo y de lo psicológico a lo físico, con el fin de ganar la partida hasta que uno u otro se rinda.
En el próximo artículo describiré las diferentes maniobras de poder a nivel psicológico que pueden llevarse a cabo y cómo tratarlas. La comprensión de los juegos de poder nos da la posibilidad de tomar consciencia de ellos y saber cómo usarlos. Para Steiner una vez iniciado el juego, el receptor tiene cuatro opciones: someterse, escalar en el juego respondiendo con otro juego de poder, usar una antítesis y responder cooperando.
Bibliografía:
Berne, Eric. Juegos en que participamos, la psicología de las relaciones humanas. Ed. Grove Press, 1964.
Steiner, Claude. El otro lado del poder, análisis transaccional del poder personal. Ed. Jeder libros. Sevilla, 2010.
Laura López Galarza
Psicóloga Sanitaria. Terapeuta EMDR